es el lugar donde, después de la muerte, son torturadas eternamente las almas de los pecadores. Es equivalente al Gehena del judaísmo, al Tártaro de la mitología griega, y al Inframundo de otras religiones.
En la teología católica, el infierno es una de las cuatro postrimerías del hombre. No se le considera un lugar sino un estado de sufrimiento. En contraste con el infierno, otros lugares de existencia después de la muerte pueden ser neutros (por ejemplo, el Sheol judío), o felices (por ejemplo, el Cielo cristiano).
Algunas teologías del infierno ofrecen detalles gráficos y siniestros (por ejemplo, el Naraka del budismo, uno de los seis reinos del samsara) [cita requerida] . Las religiones con una historia divina lineal a menudo conciben el infierno como infinito (por ejemplo, las creencias del cristianismo), en cambio las religiones con una historia cíclica suelen mostrar el infierno como un período intermediario entre la reencarnación (por ejemplo, el Diyu, reino de los muertos de la mitología china). El castigo en el infierno habitualmente corresponde a los pecados cometidos en vida. A veces se hacen distinciones específicas, con almas condenadas sufriendo por cada mal cometido (ver como ejemplo el Mito de Er de Platón o el poema de La Divina Comedia de Dante Alighieri), mientras que otras veces el castigo es general, con pecadores siendo relegados a una o más cámaras del infierno o niveles de sufrimiento (por ejemplo, según Agustín de Hipona los niños no bautizados, aunque privados del Cielo, sufrían menos en el infierno que los adultos no bautizados). En el islam y el cristianismo, de todas maneras, la fe y el arrepentimiento tienen mayor importancia que las acciones en determinar el destino del alma después de la muerte.
El infierno es usualmente imaginado como poblado por demonios, quienes atormentan a los condenados. Muchos son gobernados por un rey de la muerte:
Nergal (dios sumerio-babilonio, señor de los muertos) Iama (dios benigno en el hinduismo) Satanás (entidad que representa la encarnación suprema del Mal).
Otras concepciones del infierno suelen definirlo abstractamente, como un estado de pérdida más que una tortura en un lago de fuego literalmente bajo la tierra. También hay quien entiende que los muertos no están conscientes y el infierno no puede ser un lugar abrasador de tormento donde las personas malvadas sufran después de la muerte.
Metáforas (contemporánea)
Detalle de infierno: Mosaico que representa el Juicio Final por Coppo di Marcovaldo, Museo Baptisterio de San Juan. El poeta Dante Alighieri fue bautizado en este lugar.
El infierno, el Hades o el Sheol fueron las metáforas que, de manera gráfica, trataron de explicar una actitud y un punto de vista determinado. Basado en el análisis psicológico, se asume al infierno como un estado en donde «se entra por voluntad propia» al igual que el Paraíso, en otras palabras, es un estado emocional y punto de vista accedido por el libre albedrío explicando así los estados agónicos o de perpetuo dolor y sus contrapartes de placer y bienestar que experimentan los seres humanos, expresados como emociones. [cita requerida] En épocas antiguas, la mejor forma de ejemplificar algo era de forma gráfica; lo hacía fácil de comprender para muchos.
Basados en los criterios, experiencias y enseñanzas de cada uno, el infierno tiene muchos puntos de vista o perspectivas, ya que lo que podría ser considerado como loable para unos, para otros sería deplorable y viceversa. [cita requerida] Estos puntos de vista discreparían en distintos lugares y tiempos, un ejemplo de ello se ve en los primeros años del cristianismo. Existían muchas acciones consideradas como herejías, señalando un estilo de vida muy específico a seguir para alcanzar la gloria. Dentro de este contexto, se señalaba a cualquiera que pecaba o no seguía el camino señalado, como condenado al Averno (infierno), ya que se enseñaba concretamente (no adecuado en sí) qué era bueno y qué era malo.
Desde este punto de vista, el hombre se enfrenta a demonios y llega a acceder al infierno basado en sus criterios, pero los demonios actuales son la emociones negativas, entre las más relevantes: la depresión, ansiedad y desesperación (entre otras); se puede citar muchas más que nos llevan al punto agónico (el infierno en sí, en forma literal), que es cuando no vemos la salida a un problema en particular. Además, el infierno puede ser tomado o interpretado de diferentes maneras según la religión o ideología de las personas. Se podría decir que el infierno es el recóndito pensamiento y arrepentimiento que nos creamos por las mala acciones que llegamos a hacer en algún momento.
EL INFIERNO